“La blasfemia contra el Espíritu Santo tiene que ver con alguien acusando a Jesucristo de estar poseído por demonios, en lugar de estar lleno del Espíritu. Este tipo particular de blasfemia no se puede duplicar hoy en día. Los fariseos estaban en un momento único de la historia: tenían la Ley y los Profetas, tenían al Espíritu Santo moviendo sus corazones, tenían al mismísimo Hijo de Dios estando de pie delante de ellos, y veían con sus propios ojos los milagros que Él hacía. Nunca en la historia del mundo (y nunca desde entonces) se había concedido tanta luz divina a los hombres; si alguien debiese haber reconocido a Jesús por lo que era, eran los fariseos. Sin embargo, eligieron el desprecio. Ellos atribuyeron intencionalmente la obra del Espíritu al diablo, aunque conocían la verdad y tenían la prueba. Jesús declaró que su ceguera voluntaria era imperdonable. Su blasfemia contra el Espíritu Santo fue su rechazo final de la gracia de Dios. Habían fijado su curso, y Dios iba a dejarlos navegar sin restricciones hacia la perdición.”
Estoy completamente de acuerdo con Got Questions sobre este asunto, pero si este pecado no se puede cometer hoy por las características o circunstancias que lo producen, cual sería para nuestros tiempos el pecado que lo homologa. Got Questions lo explica de la siguiente forma:
“El pecado imperdonable de hoy es el estado de continua incredulidad. El Espíritu actualmente convence de pecado, justicia y juicio, a aquellos del mundo que no son salvos (Juan 16:8). Resistir esa convicción y permanecer sin arrepentirse voluntariamente, es "blasfemar" al Espíritu. No hay perdón, ni en este siglo ni en el venidero, para una persona que rechaza el llamado del Espíritu para confiar en Jesucristo y luego muere en la incredulidad. El amor de Dios es evidente: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16). Y la elección es clara: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rechaza al Hijo no verá la vida, porque la ira de Dios permanece sobre él" (Juan 3:36).”
En conclusión, el pecado imperdonable o la blasfemia contra el Espíritu Santo hoy, no es más que rechazar la obra de Dios realizada por su hijo Jesucristo con el poder de su Espíritu Santo, ósea el Evangelio (Las buenas noticias de salvación para el hombre). El que blasfema contra el Espíritu Santo hoy le conocemos como “el incrédulo” y el que no lo hace le conocemos como “el creyente.”
Que Dios le bendiga
Nelson Vergara
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