Un ejemplo claro fue Pablo, uno de los apóstoles más audaces que ha tenido el evangelio por la cantidad de situaciones adversas que vivió y por haber sido usado por Dios para escribir inspiradamente la mayoría de las cartas del nuevo testamento. Pero Pablo tenía muy claro su posición ante Dios y por eso no se gloriaba de sí mismo tan fácilmente, era sencillo y piadoso, al punto que tuvo experiencia sobrenaturales con Dios como fue el encuentro con Cristo camino a Damasco (Hechos 9:1-19), el estar en retiro con el señor en el desierto de Arabia (Gálatas 1:17-18) y la que narra en esta porción bíblica de ir al tercer cielo. Si usted detalla el pasaje, encontrara que Pablo empieza diciendo que no le convenía gloriarse, y si sigue leyendo más abajo es claro que hablaba de gloriarse de las experiencias sobrenaturales vividas.
Pero como buen ser humano en Pablo había algo, talvez una pisca de vanagloria, algo que con todo el bagaje que el poseía como apóstol aun le faltaba el centavo para el peso, podría ser que pensaba que había vivido aquellas experiencias para el bien de su ministerio, o porque tenía un gran amistad con Dios, pero el mismo Dios le hace entender mediante un aguijón en su carne que no puede exaltarse desmedidamente por las revelaciones dadas. Lo cierto es que, eran tan fuerte ese aguijón en Pablo que expreso recibirlo de un mensajero de Satanás, y lo peor es que este lo abofeteaba.
Claramente podemos sacar como conclusión que Dios no está interesado en que sus ministros se exalten o se engrandezcan por nada, y si alguno de ellos está pensando en hacerlo Dios tendrá un aguijón para él, para que así entienda que no lo debe hacer y que este lo controlara hasta que Dios vea el cambio de actitud (Humildad).
Habiendo entendido lo anterior, aun no sé cómo abunda en las iglesias dos ideas terrible, la primera “No estamos llamados al padecimiento” y la segunda “ Dios nos quiere ver prósperos”. No sé de qué biblia sacaron esos despropósitos, cuando la premisa del cristianismo es la piedad, la humildad y el despojo de la riqueza humana, lo cual se logran generalmente por procesos de padecimiento que pone Dios para perfeccionar a su grey. No sé entonces y me aterra como ministerios que se dicen llamar cristianos son emporios económicos de grandeza y prosperidad, a los cuales no se le ve ni piedad ni ayuda a los necesitados, mi pregunta es ¿Si son cristianos cómo evadieron el aguijón de Dios? O ¿Cómo pueden vivir en la opulencia siendo piadosos?
Una de las causas de todo esto es la falta de adoctrinamiento sano al pueblo de Dios, lo cual ha llevado a las personas a estos desmanes, hoy encontramos iglesias con pastores con formación teológica dispersa o escaza, talvez con un gran corazón para servir a Dios pero por alguna razón mal formados o sin formación alguna, repitiendo lo que dicen los tele evangelistas de la prosperidad, o haciendo discernimientos propios los cuales presentan como nuevas revelaciones. Lo anterior ha traído como consecuencia que sus ovejas padezcan del mismo mal y que este mal se reproduzcan como ratón en alcantarilla.
Hoy vemos como a muchos ministros de Dios se le hace extraño saber las doctrinas de la gracia con las cuales se fundamentó la iglesia evangélica en la reforma, ya sea para apoyarlas o contradecirlas sino están de acuerdo con estas, pero para muchos de ellos hablar de la Depravación Total, de Elección Incondicional, de Expiación Limitada, de Gracia Irresistible o de la Perseverancia de los Santos son temas como para personas del medioevo, pues su énfasis hoy es el mover aparente del Espíritu Santo, donde han revivido la figura del profeta, del apóstol y la práctica de un animismo acérrimo lo cual bíblicamente no es cierto.
Por otro lado estamos viviendo la época de la crisis de lectoescritura, y me refiero que casi nadie quiere leer ni escribir nada. La internet, las audiovisuales y los medios de comunicaciones nos han convertido en perezosos de la lectura y por ende de la escritura. De allí partimos para entrar en crisis, pues si no leemos la biblia y la escudriñamos, y si no leemos fuentes interpretativas reconocidas, y sino poseemos verdaderos maestros de la palabra de Dios para que no la enseñe, lo más seguro es que terminaremos predicando lo que se proclama hoy en el evangelio del Marketing, pura “prosperidad y emoción”.
Para terminar motivo a los cuerpos pastorales a hacer un pare y verificar su actuar, y revisar en los futuros pastores su formación, su entrega, su piedad, su grado de desapego al dinero y a lo material, su discernimiento con la doctrina sana, su amor por los demás y su capacidad de generar buenas obras para los más necesitados. Hoy necesitamos cambiar, hoy necesitamos verdaderos pastores que no estafen a otros con la fe, hoy necesitamos una iglesia reformada para Colombia y el mundo.
Que Dios le bendiga.
Por: Nelson Vergara