"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga
vida eterna." (Juan 3:16).
La cuestión de ser salvo es la cuestión más importante de la
Biblia. El tema de las Sagradas Escrituras es el tema de la salvación. En su
concepción en el seno de María, Jesús es anunciado como el Salvador. El
Salvador y la salvación van unidos. El papel del Salvador es salvar.
Pero volvemos a preguntarnos: ¿Salvarse de qué? El
significado bíblico de la salvación es amplio y diverso. En su forma más
sencilla el verbo salvar significa "ser rescatado de una situación
peligrosa o amenazante". Cuando Israel se escapó de la derrota de manos de
sus enemigos en la batalla, se nos dice que fue salvado. Cuando una persona se
recupera de una enfermedad que puso su vida en peligro de muerte, experimenta
la salvación. Cuando se evita que una cosecha se pierda por una plaga o una
sequía, el resultado es la salvación.
Utilizamos la palabra salvación de una manera similar.
Decimos que a un boxeador lo "salvó la campana" si el asalto termina
antes de que el árbitro acabe de contar. La salvación significa el haber sido
rescatado de alguna calamidad. Sin embargo, la Biblia también utiliza la
palabra salvación en un sentido específico para referirse a nuestra redención
final del pecado y nuestra reconciliación con Dios. En este sentido, la
salvación es la salvación de la mayor calamidad -el juicio de Dios. La
salvación suprema ha sido lograda por Cristo que "nos libra de la ira
venidera" (1 Tesalonicenses 1:10).
La Biblia anuncia con total claridad que habrá un día de
juicio en el que todos los seres humanos deberán rendir cuentas delante del
tribunal de Dios. Para muchos este "día del Señor" será un día de
oscuridad sin ninguna luz. Será el día en que Dios derrame su ira contra los
malvados y los impenitentes. Será el holocausto final, la hora más oscura, la
peor calamidad que haya ocurrido en la historia humana. Ser libre de la ira de
Dios, que sin duda se derramará sobre el mundo, es la salvación suprema. Es la operación
de rescate que Cristo como el Salvador realiza para su pueblo.
La Biblia utiliza la palabra salvación en pocos sentidos,
pero en muchos tiempos verbales. El verbo salvar aparece prácticamente en todos
los tiempos verbales griegos. En un sentido fuimos salvados (desde la fundación
del mundo);fuimos siendo salvados (por la obra de Dios en la historia); estamos
salvados (por estar en un estado de justificación); estamos siendo salvados (al
ser santificados o ser hechos santos); y seremos salvados (cuando
experimentemos la consumación de nuestra redención en el cielo). La Biblia nos
habla de la salvación en términos del pasado, del presente y del futuro.
A veces, equiparamos la salvación presente con nuestra
justificación, que es presente. Otras veces, consideramos a la justificación
como un paso específico dentro del orden o plan de la salvación.
Por último, es importante señalar otro aspecto central del
concepto bíblico de la salvación. La salvación es del Señor. La salvación no es
un emprendimiento humano. Los seres humanos no se pueden salvar a sí mismos. La
salvación es una obra divina; Dios es quien la logra y la aplica. La salvación
es del Señor y proviene del Señor. Es el Señor el que nos libra de la ira del
Señor.
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