La hospitalidad, don en crisis


Cuando me inicié en el evangelio pude ver de primera mano en la iglesia Comunidad Cristiana de Cartagena como la hospitalidad era uno de sus fuertes (Espero que hoy lo siga siendo), muchas veces vi a los pastores de esta llevarse a dormir a sus hogares a misioneros americanos o extranjeros que llegaban a Cartagena. El deseo de hospedar no tenia barrera, al punto que la iglesia contaba con cuartos, colchonetas adicionales y casas de hermanos para darle rienda suelta a esta buena práctica cristiana.


Creo que muchos hermanos que hoy militan conmigo en la fe aún mantienen esta práctica, sigo creyendo que es una costumbre que no podemos perder. La realidad es que tener visita es agradable mas cuando vienen de otras culturas o países, sencillamente porque no solo nos dejan el legado del evangelio sino las vivencias interesantes que traen de lejanas tierras de las cuales aprendemos mucho.

Definitivamente la carta que Dios puso en su palabra para motivarnos al hospedaje es la tercera epístola de Juan, esta carta al igual que toda la palabra nos da aliento a practicar lo que Dios desea que hagamos, particularmente en la tercera de Juan se enfatiza en el hospedaje de hermanos en la fe y hasta de hermanos cristianos que no conocemos. Ahora es cierto que el mundo anda bastante perdido y bajar a cualquiera en casa no es una buena idea, por eso hoy lo más recomendables es pedir referencia sobre las personas, lo cual no es ajeno a este escrito debido a que el apóstol Juan recomienda con argumento muy loables a Demetrio para que Gayo lo hospede sin problema.

Pero hablando del contenido de la carta podemos decir que trata sobre el apóstol Juan escribiéndole a Gayo como ya dije, para que hospede a Demetrio. Gayo es un hombre piadoso que tenía dos características importantes, la primera es que su verdad era, que andaba en la verdad ósea en Cristo (3 Juan 1:3) y la segunda era su don de hospedador, especialmente a los cristianos que predicaban el evangelio, pero algo que llama la atención grandemente es que la caridad de Gayo era tal que hospedaba también a cristianos desconocidos (3 Juan 1:5).

Sin dudar la tercera carta de Juan es una tarjeta de vida que Dios usa para motivarnos a la hospitalidad, no solo mostrando con Gayo lo que se debe hacer sino contrastando con Diótrefes lo que no se debe hacer. Este último antagonista completamente de Gayo, era un hombre lleno de ego, con deseo de mando, el cual se daba el lujo de no recibir al apóstol Juan, adicionalmente le gustaba el parloteo con palabras malignas ósea el chisme destructivo y lo peor, no recibía a los cristianos, y si se enteraba que alguno de los miembros de la iglesia recibía en hospedaje a algún hermano lo expulsaba de la congregación. (3 Juan 1:9-10).

Seguramente te estarás preguntando ¿si Diótrefes era un cristiano verdadero con tremenda actitud?, aunque Cristo dijo que por sus frutos lo conoceréis (Mateo 7:16), quiero dejar a tu conclusión lo que el mismo Juan expresa en el verso 11 cuando le dice a Gayo “Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.”

Hoy Lamentablemente no pasan muchos cristianos extranjeros por nuestras tierras, sencillamente porque el fervor por las misiones está muy apagado especialmente en norte América de donde salieron en décadas pasadas muchos misioneros. Pero, aunque no haya una llegada masiva de hermanos, siempre Dios pone uno que otro que pernocte con nosotros, por lo cual motivo a todo los que leen este artículos que nunca pierdan el deseo de hospedar y que siempre que sientan que se les diluye recuerden lo que el espíritu dice a las iglesias en Hebreos 13:2  “No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.”

Que Dios le bendiga

Nelson Vergara