Pidan a Dios, y Él les dará


Mientras veía un documental en Discovery Channel sobre una mujer colombiana que había vivido desde muy joven en el mundo de la droga y que se había recuperado de forma milagrosa. Me llamo la atención cuando esta dijo que en medio de su vida perdida y en medio de tanto sufrimiento y ansiedad, ella clamo a Dios y las cosas comenzaron a cambiar, al punto que en ese momento ella sintió en su interior un calor abrazador que le dio calma. Luego cuenta, que Dios puso personas y situaciones para su proceso de recuperación, el cual termino con un éxito total.

La Biblia enseña en el evangelio de Mateo 7:7 : “Pidan a Dios, y él les dará. Hablen con Dios, y encontrarán lo que buscan. Llámenlo, y él los atenderá.” El hombre es necio, bueno lo somos de naturaleza, pero si en nosotros esta por lo menos una minúscula convicción que Dios está allí, solo tenemos que acercarnos a Él y Él también se acercara.

La palabra en el libro del apóstol Santiago 4:8 nos presenta algo muy contundente con referencia a acércanos a Dios, ella nos dice “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.
Santiago inspirado por el Espíritu Santo habla de la reciprocidad de Dios con el que se acerca, pero el apóstol también hace una advertencia a los que desean acercársele y es que se limpien sus manos y corazones. En el antiguo testamento el sacerdote judío realizaba un rito de purificación antes de entrar a la presencia del Dios viviente, de igual forma hoy, pero no ritual tenemos que limpiarnos para estar con Dios y mantener una relación fluida con Él.

Para Willian Barclay un teólogo universalista escoces del siglo XX el ser limpio ante Dios es una exigencia ética de la Biblia, la cual agrupan la purificación de las palabras, las obras, las emociones y los pensamientos. La persona tiene que ser limpia interior y exteriormente, porque sólo los limpios de corazón verán a Dios (Mat 5:8).

Para concluir solo puedo decir que Dios esta tan cerca como el aire que respiramos, pero si deseamos entrar en comunión con él debemos llegar con el corazón contrito (Salmo 51:17), de tal manera que sintamos el dolor que nos produce nuestras malas acciones y nuestros malos pensamientos, y por ende haciendo una renuncia total a ello. Reflexiono y creo que cuando el hombre no siente esto aún está en su carne y reina su ego, y se goza de su pecado, entonces ¿Cómo podrá Dios escuchar sus ruegos? ¿Cómo podrá Dios acercarse a él?

Que Dios le bendiga.

Nelson Vergara