Leyendo en mi devocional a Jeremías 20:11-12 encuentro una enseñanza magnífica para nuestra vida cristiana. Tenemos que entender que el profeta Jeremías vivió en los últimos días de la desintegrada nación de Israel. Acertadamente, él fue el último profeta que Dios envió a predicar el reino del sur, formado por las tribus de Judá y Benjamín, y fue llamado a decirle a Israel que, por causa de no arrepentirse de su pecado, su Dios se había apartado de ellos y ahora estaba preparado para expulsarlos de la tierra por parte de un rey pagano.
Pero en esta porción Jeremías describe al Dios protector que Él es, lo primero que dice es que Dios es como un poderoso gigante que esta con nosotros. Los gigantes para algunos teólogos eran seres que tenían una naturaleza divina lo cual los hacia mas fuerte que un hombre, pero en esta porción a Dios se presenta como un ser que sobre pasa con creces a esos gigantes y cualquier otra criatura. Algunas versiones no usan el término “poderoso gigante” sino uno de los atributos que es ser Todopoderoso. Lo cierto es que Dios es el ser con todo el poder para hacer lo que desee y la muestra mas fehaciente es la creación.
La condición de que está con nosotros según el texto nos da la garantía que todos aquellos que nos persiguen fallarán en su intento y lo peor es que por mucho que lo intenten siempre el resultado para ellos será el mismo y es el fracaso. Ese fracaso tiene tres características que son el ser avergonzados, la falta de prosperidad y la confusión perpetua que jamás será olvidada. Pero cuando cruzamos al verso 12 nos encontramos el remate del asunto y es que Dios tomará venganza de nuestra causa, en palabra mas simples “Dios se encargará de nuestros enemigos indefectiblemente avergonzándolos, empobreciéndolos y confundiéndolos, mientras nosotros no haremos nada sino ver como este Dios poderoso actúa.”
Si contextualizamos al Jeremías tenemos que partir del hecho que Jeremías era un judío, ósea era un hombre del pueblo de Dios. Hoy el pueblo de Dios no es ser judío, hoy el pueblo de Dios es ser creyente en otra expresión es ser cristiano. Todos los cristianos tenemos esta promesa, mientras realmente confiemos en Dios. Ocurre muchas veces que nuestra naturaleza desea tomar control y arreglar todos nuestros asuntos, pero a lo carnal, dígame usted sino ha sentido ganas alguna vez de coger por el cuello a un enemigo hasta matarlo, bueno eso es una reacción natural de nuestra naturaleza caída, pero si reflexionamos y nos hemos arrepentido de eso lo correcto seria esperar que Dios vengue nuestra causa.
Pero retomando a lo que pasará con nuestros enemigos me llama la atención las tres cosas que Dios les hará, por lo cual deseo pararme en cada una de ellas y analizar un poco como podrían ser. La primera es que se sentirán avergonzados, eso quiere decir que tendrán un temor profundo e incómodo de haberle hecho a alguien algo donde los que salieron mas afectados fueron ellos mismos, la vergüenza es como un Bumerán que alguien lo lanza y le pega a él mismo en la cabeza, la vergüenza los llevará a sentirse culpable o fracasados y lo peor a que las demás personas se burlen de ellos. Una persona avergonzada pierde su credibilidad y por ende el respeto de los demás.
La segunda es el empobrecimiento o falta de prosperidad, estamos en un mundo donde la buena salud económica es vital para sobrevivir, el mundo hoy es global y capitalista por eso las personas se deben preparar muy bien para enfrentar el embate que este trae. Uno de los indicadores mas grande que una persona no esta siendo bendecida por Dios es la pobreza, realmente Dios no desea que su pueblo sea empobrecido, recuerde que Dios prometía una tierra donde lo que sobraba era la leche y la miel como signos de riquezas. El ser pobre hoy es una desgracia, y lo mas seguro es la muestra que Dios no está con nosotros. Entonces nuestros enemigos por haber deseado combate contra nosotros lo que les espera es la pobreza, y esta los llevara a una vida desagradable.
La tercera y última es la confusión, sabemos que la confusión afecta la manera en que una persona piensa, ve el mundo que la rodea y recuerda cosas. Nuestros enemigos no quedarán con una mentalidad sana para poder dañarnos, todo lo contrario, esa mentalidad confusa con la cual quedarán los llevara a terminar en ruina, desgracia o peleando entre sí. Cuando la mente esta confusa el enemigo puede ser cualquiera, pero a estas personas le tocará la peor elección que les da la confusión y es la autodestrucción.
Como conclusión puedo decir lo que dice Romanos 8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Que Dios les bendiga
Nelson Vergara
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