Pero es claro que Dios nos dio una serie de mandatos que debemos cumplir, uno de ellos es al que me quiero referir en este artículo, y es el “dar”. Cuando Dios nos manda a dar a otros no lo hace con el fin de despojarnos y quedar sin nada, NO, lo hace con el fin de que otra u otras personas sean bendecidas y de mayor forma seamos bendecidos nosotros.
Para mi Dios provee dos bendiciones al que da a otro, la primera es la que se encuentra en el libro de 2 Corintios 9:7 donde se nos dice que “Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría!”. Fíjese que primero nos dice que demos según lo que creamos que podemos dar, esto da una connotación que Dios no obliga a dar nada a nadie.
En un artículo anterior que titule “Sobre el Diezmo” llegue a la conclusión según el estudio que nos presenta el doctor en teología Peter Master, que es la porción necesaria y justa con la cual se puede ayudar a la expansión del reino de Dios en la tierra, y creo que sería también la porción justa que se debe proponer cualquier individuo para ayudar a otros. Ahora es claro que Dios doto al hombre del libre albedrio, menos en lo correspondiente a la salvación de su alma, por lo cual entonces cada uno dará no obligadamente sino lo que en su propio corazón se disponga, y es realmente esto la actitud de alegría que demanda Dios.
Pero leyendo el final de esta porción bíblica de 2 Corintios 9:7 hay una retribución de Dios para el que dé sin obligación o con alegría y es que Dios le ama. ¿Pero que significa que Dios ame a una persona? Recordemos que el amor de Dios no es solo un sentimiento sino es la acción fundamental del ser más poderoso del universo, por ende el que Dios nos ame incluye todos los beneficios que usted puede imaginar de este ultra súper ser infinito. En palabras más prácticas “Dios no escatimara su poder para intervenir en su ayuda”.
Por otra parte encontramos el texto de Lucas 6:38 en la Traducción del Lenguaje actual que nos enseña: “Denles a otros lo necesario, y Dios les dará a ustedes lo que necesiten. En verdad, Dios les dará la misma medida que ustedes den a los demás. Si dan trigo, recibirán una bolsa llena de trigo, bien apretada y repleta, sin que tengan que ir a buscarla” la cual considero la segunda bendición.
En esta parte de la Biblia vemos que Dios retribuye de manera especial al dador, por eso hay algo en este texto que me pone a pensar y es, que la medida de Dios no es la medida del hombre (Isaías 55:8-9). Lo recreo con un ejemplo, una persona tiene doscientos mil pesos y en su corazón esta dar el 10% ósea veinte mil pesos para ayudar a otros, supongamos que Dios le retribuirá esa acción con la misma proporción ósea el 10%, pero la diferencia es que la totalidad de Dios no son doscientos mil pesos, es infinita y por eso puede ser una suma o bendición muchísimo más grande que la que el dador alegre realizo.
Ahora miremos que en la parte donde dice “Si dan trigo, recibirán una bolsa llena de trigo, bien apretada y repleta, sin que tengan que ir a buscarla”. La porción bíblica no dice que el dador está dando bolsa repleta de trigo, pero si dice que Dios retribuirá al dador con una bolsa llena, apretada y repleta, y para completar le caerá literalmente del cielo porque el texto remata con la frase “sin que tengan que ir a buscarla”.
Entonces para concluir este articulo solo puedo decir que Dios dará al que da, mucho más de lo que le dio, y mucho más de lo que él piensa que Dios le devolverá, porque Dios es un Dios de amor, poder e inagotable, que paga sus facturas con creces y en su justo tiempo. Pero nunca Dios podrá ser engañado y el hombre recibirá lo que siembra (Gálatas 6:7).
Que Dios le bendiga.
Nelson Vergara