¿A dónde vamos? La Biblia declara en su contexto fundamental que
“el creyente va al cielo por gracia para disfrutar la gloria de Dios y el no
creyente al infierno para tormento”. En el evangelio de Lucas se puede ver
claramente esto en el pasaje de Lázaro y el rico ( Lucas
16:19-31 ) donde el Señor Jesucristo
narra la historia de un hombre malo que va al infierno y un hombre sufrido que
va al seno de Abraham o cielo. Podemos inferir por esta historia de Cristo que al partir de este mundo ningún hombre muere
realmente, sino que pasa a uno de estos
dos lugares. (Nota: La palabra Hades que aparece en esta porción bíblica de Lucas
se usa como infierno por un paralelismo
judío, pero su verdadero significado es reino de los muertos).
¿Cuándo vamos al cielo o al infierno? El pasar a cualquiera de
estos dos lugares es inmediato al último suspiro de nuestra vida terrena, Cristo
le dijo al malhechor que moría a su lado que estaría en su reino o paraíso en aquel mismo día ( Lucas
23:42-43 ), no sería después de un
tiempo, o después que pasaran algunos eventos o años de la tierra, seria
exactamente después de su muerte. Este punto es bien importante porque excluye
de manera tajante cualquier doctrina que proponga “El sueño del Alma” o “La
aniquilación eterna” debido a que en el primero se proclama que el alma queda
en estado de inconciencia hasta que se realice el juicio divino y las almas sean
resucitadas para ir al cielo o al infierno según el veredicto, y en el segundo
el alma es destruido para siempre ósea la vida se acaba con la muerte. La
Biblia es clara sobre la muerte de los hijos de Dios o cristianos, los cuales
al morir vamos al paraíso, no siendo este nuestro destino final, sencillamente
un lugar donde estaremos y esperaremos por la segunda venida de Cristo.
¿Cómo es el Paraíso donde irán los cristianos? La biblia enseña que
el paraíso es un lugar muy superior a la tierra presente, el apóstol pablo
escribe en su carta a los Filipenses lo siguiente: Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Más si el
vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué
escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de
partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor ( Filipenses
1:21-23 ). Fíjese que la expresión de Pablo es: “partir y estar con Cristo” no dice partir y esperar un juicio para
estar con Cristo o partir y se acabó todo. Pablo no estaba pensando que
disfrutaría del paraíso cuando Cristo venga y realice su juicio, sino que disfrutaría de este sencillamente
después de morir.
¿En qué estado pasamos al cielo? La biblia enseña en la segunda
carta de Pablo a los Corintios: Porque
sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere,
tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación
celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos ( 2 Corintios 5:1-3 ). Esto indica que los cristianos al morir serán
revestidos nuevamente, su alma tendrá un cuerpo para morar en el cielo. Sobre la
porción bíblica anterior hay tres
posturas, la primera dice que tendremos un cuerpo glorioso mientras que Cristo
viene pero no superior al cuerpo glorioso de resurrección que se nos dará al
final, la segunda afirma que es el mismo cuerpo glorioso de resurrección que
tendremos cuando venga Cristo y la tercera que es una metáfora que no explica
que tipo de cuerpo tendremos pero que deja claro que estaremos en el paraíso
con Cristo revestido de algún tipo de cuerpo.
Por ultimo solo me queda decirte
que para los cristianos la vida es el lobby de la entrada a la morada eterna,
lo cual es mucho mejor que la vida que poseemos en esta tierra, pero para el
que no cree que Cristo es su salvador y señor de su vida, se encontrara con una realidad tan nefasta que
no me la quiero ni imaginar. Mi pregunta final en este artículo es para ti,
¿Eres creyente o no? Sería bueno que te preguntes y ores a Dios por eso, pues
muchos creen serlo y solo son religiosos que cumplen con las normas y eventos
de su religión, pero aun no les ha amanecido con Cristo.
Por: Nelson Vergara