En el pasaje de Marcos 6:5-6 el evangelista dice las siguientes palabras: “Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.” Me llama la atención cuando expresa “Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos.” Estas palabras explican porque Dios no hizo milagro allí.
Partiendo del hecho que la palabra de Dios es infalible y certera, puedo decir que el milagro lo antecede sin lugar a duda la credulidad de la persona. Cuando Jesús en Mateo 7:20 les dijo a sus apóstoles que por vuestra poca fe no habían podido echar fuera un demonio que tenía un joven, mostró claramente que la falta de credulidad de sus discípulos (Falta de fe) fue la causa por la cual el milagro no se había producido.
Entonces nos podríamos preguntar ¿qué debemos hacer para que Dios haga un milagro en nosotros? La respuesta no es muy complicada, solo creer, ósea tener fe. Ahora la fe crece o decrece en nosotros, y para mantenerla en el nivel adecuado debemos tener una comunión diaria con Dios muy activa. Esto significa mantenernos en oración, estudio de su palabra y teniendo un corazón que a Él le agrade por nuestras acciones.
Recordemos siempre, que Dios lo puede todo, solo el hecho de que hizo la creación en una semana (Genesis 1) nos lleva a expresar que no hay nada imposible para Él, pero muchas veces no vemos el milagro sencillamente porque creemos que Él no lo puede hacer, por eso alguien sabiamente dijo, no es solo creer en Dios sino creerle a Él. Dios es un Dios de acción, Dios lo puede todo, Él solo espera que creamos que Él lo puede hacer y cuando eso este arraigado en nuestro corazón Él lo hará.
Que Dios le bendiga.
Nelson Vergara
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