La propaganda del cambio caló en muchos lo que hizo que el candidato Petro ganara las elecciones que se pensaba ganaría su oponente con un buen margen de diferencia. Hoy después de casi dos años de su gobierno, no hemos visto nada muy diferente a lo que estábamos acostumbrados los colombianos, más impuestos, más desempleo, más pobreza y poco desarrollo.
Entonces la pregunta que viene a mi mente es ¿Por qué si sabemos que siempre es lo mismo nos emocionamos por algo que realmente no va a producir un verdadero cambio? Podría responder rápidamente, que es por nuestra naturaleza, la cual le gusta confiar en propuestas humanas o podríamos decir que hay un trasfondo espiritual en los seres humanos que nos hace olvidar de Dios y poner la confianza en nosotros mismos.
La Biblia enseña en Jeremías 17:5 “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.” Esta misma porción en la versión bíblica TLA reza: ”Yo, el Dios de Israel, declaro: ¡Maldito quien confía en los demás! ¡Maldito quien confía en sí mismo! ¡Maldito quien se aleja de mí!”
Con lo anterior no podemos tirar por tierra la confianza en algunas personas, más cuando son personas que amamos y nos aman, por ejemplo nuestros padres, algunos familiares y ciertos amigos. Pero creo que Dios menciona el tema en Jeremías porque, aunque existan personas en que podemos confiar, el ser humano en general tiene un gran potencial para traicionar a otros. En el caso de la política colombiana y latinoamericana, la traición y la mentira son el pan nuestro de cada día, al punto que la palabra político se ha convertido en sinónimo de mentiroso.
Entonces si la mayoría de personas potencialmente pueden traicionarnos, ¿Qué debemos de hacer? Lo único que podemos hacer es pedir en oración a Dios para que nos guíe y podamos darnos cuentas que personas son confiables y cuáles no. Orar siempre será estar en sintonía con nuestro Dios y así poder tener activo el discernimiento que Dios nos da para salvaguardarse de males y traiciones.
Para concluir solo me queda decir que el único ser que no nos traiciona es Dios (La verdadera confianza) por eso su palabra nos dice en Proverbios 3:5-6 “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.”
Bendiciones
Nelson Vergara
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