Reflexionando sobre la oración

Ha escuchado usted alguna vez a alguien que dice que a Dios hay que pedirle específicamente las cosas para que Él nos la dé. Creo que cada uno puede pedir a Dios de la forma que más le guste hacerlo, pero yo he llegado a la conclusión que más que afanarnos por peticiones particulares debemos es pedir que su presencia y su llenura esté en nosotros.                                                                                
Dios es un Dios que lo conoce todo, Él sabe lo que necesitamos antes que nosotros le pidamos (Mateo 6:8), lo que ocurre es que generalmente pedimos cosas que no están en la voluntad de Dios y por muy loables que estas sean, es pedir vanidad. Los seres humanos y más lo hijos de Dios tendemos a pedir lo que no conocemos bien o no entendemos, un ejemplo clásico es hermanos Pastores pidiendo avivamiento para su congregación como sinónimo de un crecimiento exponencial de sus miembros.

La vida cristiana y la vida de iglesia no se basa en la cantidad, sino en la calidad, los grandes avivamientos tal vez ni los reconocemos porque sencillamente fueron dados en iglesias pequeñas, de igual forma muchas cosas importantes de nuestra vida que le pedimos a Dios creemos que no nos la ha cumplido porque sobredimensionamos lo que pedimos, y la respuesta de Dios si llegó, pero llegó a la medida justa de su voluntad.

El cristiano debe estar consciente que la austeridad y la piedad es una de las grandes marcas de la vida cristiana, el creernos que somos exitosos porque tenemos bienes materiales o dinero, es el gran error de muchos, los creyentes deben saber que el mejor tesoro que pueden tener es Cristo en sus vidas.

No en vano en Mateo 6:33 se nos dice “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Esto indica que como hijos de Dios tenemos que buscar es el reino, y eso se traduce a tratar de tener una excelente relación constante con nuestro Padre Dios. Si analizamos el “Padre Nuestro” el cual es la oración modelo que nos enseñó Jesús, las cosas específicas están excluidas de este, todo apunta a una exaltación a Dios y una espera en Él de lo que es necesario para nosotros, que es el sostenimiento diario, la protección del mal que nos asedia y la gesta de la piedad en nosotros.

Ahora con lo anterior no deseo decir que no podemos hacer peticiones específicas, eso también sería un error teológico, porque nuestro mismo ser lo hace casi que automáticamente, pero es claro que, si confiamos fielmente en el Señor, las peticiones particulares se reducen a esperar en Él lo que desee su santa voluntad.

Por último, le recomiendo que cada vez que ore evalué sus peticiones, preguntándose realmente si son peticiones necesarias o son vanidad. Las grandes batallas con Dios se ganan en la oración que esperar lo que Él va a hacer, los momentos de verdaderos triunfos en nuestras vidas, es ver la sorprendente mano de Dios actuando en favor de nosotros, por eso solo ore y espere, entonces Dios hará.

Bendiciones

Nelson Vergara

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