Pero las tarjetas como la
conocemos hoy nacieron realmente en 1950 cuando Frank McNamara, director de la
Hamilton Credit Corporation ingreso a un restaurante para comer con unos
amigos, y a la hora de pagar se dio cuenta que había dejado su dinero en casa,
por lo cual vino a su mente la idea de una tarjeta para que no le pasara a más
nadie lo que le había sucedido a él, ya que sintió gran vergüenza con sus
acompañantes y con el restaurante donde lo conocían.
McNamara creo entonces la primera
tarjeta en 1950, la cual se llamó “Diners Club.” Desde entonces muchas personas
usan las tarjetas de créditos, al punto que al final de ese mismo año mas de
veinte mil personas dentro de los Estados Unidos ya hacían uso de estas. El auge del
uso del crédito plástico como se le conoce popularmente, ha sido tal que, solo
en nuestra nación Colombia en enero del año 2020 existían más 16 de millones de tarjetas
vigentes en manos de 6.5 millones de personas, lo que da un promedio de 2.46
tarjeta por personas aproximadamente, y donde se encontró que el 51% eran mujeres. También se
conoce que el gran porcentaje de personas en Colombia que poseen tarjetas sus
edades están entre los 26 a los 65 años. Y aunque este dato de Colombia podría abrumarnos
la realidad es que es muy bajo en comparación con otras naciones.
Esto se volvió una cultura, hoy
las ofrecen por todos lados, mas si el sistema reconoce que la persona ha sido
fiel pagador o tiene capacidad financiera y no se ha endeudado. Por otro lado,
el sistema también esta lleno de deudores por doquier, generando así pobreza y
dolor en muchos.
Pero ¿Sera que un cristiano debe usar
este tipo de crédito? ¿Puede ser pecado su uso? Expertos creen que las tarjetas de créditos no son
malas por si misma, lo malo según ellos es el mal uso de estas, y recomiendan que
las personas no abusen, por ejemplo, no tener mas de una tarjeta de crédito,
que el cupo no sea superior al ingreso de la persona, que todas las compras que
se hagan sean a una sola cuota, que no se haga avances con ellas y que lo que
se compre sea solo para casos de emergencia o vital.
Lamentablemente muchas veces hemos abusado de las tarjetas
de crédito y nos ha llevado a un déficit financiero personal. Puedo hablar con propiedad
de esto, debido a que durante años hice mal uso de tarjetas de créditos que me
otorgaron los bancos y algunos almacenes de cadena. Llego el momento que se me
hizo imposible soportar hasta el pago mínimo, esto me llevo a que tuviera que
buscar la ayuda de un reparador de deudas, el cual nos obliga hacer un ahorro
mensual mientras se deteriora nuestro crédito para finalmente negociar con un
descuento considerable.
Aunque he conocido personas que me han dicho que saben usar
las tarjetas de créditos, tal vez por mi experiencia estoy
convencido que nadie realmente le da buen uso a estas y segundo son productos
de bancos que saben hacer sus tramas para que la población más vulnerable caiga
en sus redes y necesite tarde o temprano usarlas o más bien mal usarlas.
Ahora, considero que el uso de
las tarjetas siempre es malo, perdóneme si no está de acuerdo conmigo, pero
generalmente lo que adquirimos con estas son productos o servicios que no
podemos hacerlo con el dinero que ganamos, eso indica que estamos declarando al cielo que
la provisión que Dios nos envía no es suficiente y debemos endeudarnos. Por
otra parte, no estamos escuchando la voz de Dios, sencillamente porque si Él
nos manda una provisión para vivir, debemos contentarnos con esta y si no
alcanza para comprar lo que deseamos, lo mas seguro es que Dios nos esté
diciendo “No lo compres” es allí donde llega el pecado porque desobedecemos a
Dios indefectiblemente.
Si nos vamos a la palabra nos
encontramos que en Proverbios 10:22 se nos dice que la bendición de Dios
enriquece y no añade con ella tristeza. Si usted analiza las tarjetas de
créditos, primero no enriquecen a nadie y segundo la tristeza que traen es
grande cuando la persona queda insolvente por el mal uso de estas (Que es casi siempre).
Hoy por mi parte cancele toda
tarjeta de crédito y estoy pagando al reparador la cuota de abono como ya dije.
Realmente un cristiano no debiera caer esto, es terrible y nefasto, no es una bendición
de Dios el que un banco nos de una tarjeta, esta nos acorralara tarde o
temprano y terminaremos pagándole al sistema intereses, cuotas de manejos y conociéndonos
como nos conocemos endeudándonos por más de un placer que deseamos
saciar urgentemente.
Para terminar solo te recomiendo que no tengas tarjetas de crédito,
vive con lo que ganas y sino tienes no compres, tampoco caigas en corrupción por
desear tener lo que no puedes, Dios te ha dado una vida y lo que has conseguido
de forma ilegal o pecaminosa es porque no te corresponde y te va a traer mal, pues
los pecados del hombre y su maldad siempre lo alcanzarán (Números 32:23).
Que Dios le bendiga.
Nelson Vergara
Comentarios
Publicar un comentario