¿Por qué Dios padre respondía la oración de Cristo?


Algunos piensan que Dios no responde oraciones tan fácilmente, el problema está en que deseamos que esa respuesta sea lo que nosotros queremos y no lo que Él quiere. La biblia nos enseña que la oración de Cristo siempre fue respondida por Dios padre, muchas veces para bendecir a muchos y otras para pasar por situaciones difíciles como fue el calvario.

Cuando Cristo oró en Mateo 26:39 “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Deja en claro que su humanidad no deseaba pasar ese trago amargo, sencillamente porque sabía que era una experiencia de muerte muy cruenta, pero Él se aferró a la voluntad de su padre logrando la victoria sobre la muerte, el diablo y obteniendo la vida eterna para todos los creyentes.

Pero hubo algo interesante en la personalidad de Jesús que agradaba mucho a Dios padre, y era como Cristo hacia las oraciones. Uno de los mejores textos que existen en la biblia para describir esto es Hebreos 5:7. En esta porción bíblica el Espíritu Santo nos muestra la actitud de Jesús cuando oraba al padre, si pasáramos esa actitud por 5W1H (Preguntas que se usan en ingeniería para analizar una situación o proceso, las cuales son Who, When, Where, Why, What, y How) obtendríamos lo siguiente:

Veamos el pasaje en RV60: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.” Quedaría entonces el análisis de la siguiente manera:

  • Quien lo hace (Who): Cristo
  • Que hace (What): Ofrece ruegos y suplicas
  • Porque lo hace (Why): Para ser oído por el Padre quien tiene el poder de librarlo de la muerte
  • Cuando lo hace (When): En los días de su carne
  • Donde lo hace (Where): No lo dice, pero por estar en los días de su carne se deduce que fue en palestina donde Él vivió y cumplió su ministerio.
  • Como lo hace (How): Con gran clamor y lágrimas, y respaldado por una vida llena de temor reverente al padre.  

Para mí, no sé si para usted, lo que más peso tiene es el “How” (Como) porque como creyentes tenemos que orar día a día, sabemos que Él nos escucha en cualquier lugar sea en voz alta o mentalmente, pero el problema que se nos presenta es si tenemos la actitud que agrada al Señor.

Aquí es bien claro que la actitud del cristiano debe ser la actitud de Cristo, y esa actitud era de reverencia total ante Dios. La reverencia total a Dios es un estado humano donde el respeto por lo que es Dios y por lo que Él manda debe primar sobre todas las cosas. También dice esta porción que Cristo hacia ruegos y súplicas con clamor y lágrimas, eso deja claro que la oración debe ser sentida al punto que contriste y humille al corazón (Salmos 51:17). Una oración fría, hueca, sin humildad, o profesional como le decimos hoy, seguramente no moverá el corazón de Dios quien lo conoce todo, acuérdese de la parábola del Fariseo y el Publicano (Lucas 18:10-14) donde el Ego trastoco la oración del Fariseo mientras el publicano fue sincero, humilde y realista a su vida.

Algunas versiones bíblicas expresan esta parte del “Temor reverente” de la siguiente manera, por ejemplo, en la biblia La traducción del lenguaje actual (TLA) la frase que aparece es “Obediencia a Dios” en la versión Palabra de Dios para todos (PDT) dice “Jesús era humilde y hacía todo lo que agradaba a Dios.” En la nueva traducción viviente (NTV) dice “Por la gran reverencia que Jesús le tenía.” En la biblia hispanoamericana (BLPH) dice “A su actitud de acatamiento.” En la nueva versión internacional (NVI) dice “Por su reverente sumisión.”

En conclusión, puedo decir, que, aunque Dios es soberano para responder a nuestras peticiones con un “Si” o con un “No” lo cierto es que, si nuestra actitud carece de una reverencia total a Dios lo más seguro que nos vendrá es una negativa como respuesta. El ser irreverente demuestra indefectiblemente que no estamos con Dios, Dios es el rey del universo, da y quita vida, crea y destruye, ama y aplica justicia, por eso ante ese ser tan inmenso que nuestra mente no puede concebir su grandeza, lo mejor es estar sumisos y alerta a lo que Él desea que hagamos.

Que Dios le bendiga.

Mg. Nelson Vergara

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