¿Puede un cristiano vivir sin tentaciones?


Algunos piensan que al llegar a la vida cristiana muchas cosas de nuestra naturaleza pecaminosa desaparecerán por arte de magia, lamentablemente esto no es así. Entendamos que todo hombre nace con esta condición por lo cual comenzamos a padecer desde muy niños las consecuencias de venir perdidos sin Dios a un mundo caído donde las tentaciones no se harán esperar.

El llegar a la vida cristiana no nos vuelve seres perfectos, mas bien somos seres en proceso que debemos estar convencidos que no lograremos la condición de perfección en esta tierra sino en la gloria venidera. Aunque la perfección del hombre no ocurre en la tierra, si inicia en ella cuando el creyente es alcanzado por la gracia salvadora de Dios. Pero de allí en adelante hay que recorrer un largo y duro camino para obtener logros positivos en este sentido.

Todo cristiano sabe que las tentaciones son propuestas por dos agentes bien definidos, el primero el diablo y el segundo nuestro propio corazón. Afirmar que uno de estos tienta más que el otro, es difícil definir, pues por ser un tema espiritual confundirse es la constante y realmente no visualizamos con claridad de donde provienen los ataques.  En lo personal le sumo más peso al corazón que al diablo, pero como dije es difícil diferenciar. Por otra parte, es claro que no existe tentación que provenga de Dios, eso lo sabemos porque la biblia lo declara en Santiago 1:13 (NTV) donde reza “Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie.”

Con respecto al corazón leemos en Santiago 1:14 “La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran.” Esto indica que las tentaciones que salen de nosotros mismo tienen un poder de convencimiento que generalmente nos lleva a pecar. Tenemos que saber que no existe tentación buena, podemos también confundir un deseo con una tentación, la diferencia radica en que la ultima ofende o quebranta los preceptos de Dios establecidos en su palabra. Hoy vemos que la palabra “Tentación” es usada muy jovialmente, por ejemplo, existen postres que le han puesto de remoquete esta palabra y el ser tentado puede ser una acción más de placer que de indignación.

Haciéndonos la pregunta inicial de otra forma ¿Puede un cristiano vivir su vida experimentando constantemente tentaciones? La respuesta es “Si”, es mas son las tentaciones las que hacen endurecer el espíritu del creyente al pecado. Porque digo lo anterior, sencillamente porque el cristiano que sabe cómo enfrentar de la manera correcta a las tentaciones de su vida, será por ende bien visto por el Señor, y para llegar a un nivel de vida donde el creyente sepa hacerle el quite a la tentación ha tenido que experimentar muchas de estas cayendo en algunas y librándose en otras hasta lograr un éxito en la mayoría.

Guiándonos por la vida de nuestro Señor Jesucristo el cual fue tentado en todo (Hebreos 4:15) podemos extraer que la gran defensa contra la tentación es la misma palabra de Dios. Si conocemos bien las escrituras podemos contrarrestar cada mal pensamiento con una porción de esta, haciendo que cada uno de estos malos deseos se postren a Cristo como dice la palabra en 2 Corintios 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”

Para concluir solo me queda decir que las tentaciones estarán por siempre en esta vida, pero con Cristo podemos vencerlas en su mayoría y porque no decir “a todas”.

Que Dios le bendiga

Nelson Vergara