Somos una comunidad
de iglesias evangélicas profundamente comprometidas con la renovación de
nuestra fe en el evangelio de Cristo y la reforma de nuestras prácticas de
ministerio para conformarlas plenamente a las Escrituras. Tenemos una profunda
preocupación por algunos movimientos dentro del evangelicalismo tradicional que
parecen estar disminuyendo la vida de la iglesia y alejándonos de nuestras
creencias y prácticas históricas.
Por un lado, nos preocupa la idolatría del
consumismo personal y la politización de la fe; por otro lado, nos perturba la
aceptación sin oposición del relativismo teológico y moral. Estos movimientos
han llevado a un fácil abandono tanto de la verdad bíblica como de una vida
transformada tal y como manda nuestra fe histórica. No solo oímos hablar de
estas influencias, sino que vemos sus efectos. Nos hemos comprometido a
vigorizar las iglesias con una nueva esperanza y un gozo convincente sobre la
base de las promesas recibidas por gracia solamente, por fe solamente, y en
Jesucristo solamente.
Creemos que en muchas iglesias evangélicas existe un
profundo y amplio consenso en cuanto a las verdades del evangelio. Sin embargo,
a menudo vemos la celebración de nuestra unión con Cristo sustituida por las
antiguas atracciones de poder y riqueza, o por retiros monásticos hacia el
ritual, la liturgia y los sacramentos. Lo que reemplaza al evangelio nunca
promoverá una fe de corazón misionero, anclada en la verdad duradera, que
produce un discipulado dispuesto a soportar las pruebas del llamado del reino y
el sacrificio. Deseamos avanzar en los caminos del Rey, siempre con el objetivo
de dar apoyo, ánimo y educación en el evangelio, para que los líderes de las
iglesias actuales, y los de la próxima generación, estén mejor equipados para
alimentar sus ministerios con principios y prácticas que glorifiquen al
Salvador, haciendo bien a aquellos por los que Él derramó su sangre.
Queremos generar un esfuerzo unido entre todos los pueblos –
un esfuerzo celoso de honrar a Cristo y multiplicar sus discípulos, unidos en
una verdadera coalición por Jesús. Tal misión común, fundamentada en las
Escrituras, es el único futuro duradero para la iglesia. Esta realidad nos
obliga a realizar esfuerzos junto a otras personas que tienen la convicción de
que la misericordia de Dios en Cristo Jesús es nuestra única esperanza de
salvación eterna. Deseamos defender este evangelio de manera clara, con
compasión, coraje y gozo – uniendo alegremente corazones con hermanos creyentes
de diferentes denominaciones, etnias y clases.
Nuestro deseo es servir a la iglesia que amamos invitando a
todos nuestros hermanos y hermanas a unirse a nosotros en un esfuerzo por
renovar la iglesia contemporánea en el antiguo evangelio de Cristo, para que
podamos realmente hablar y vivir por él, de una forma claramente relevante a
nuestra época. Como pastores, tenemos la intención de hacer esto en nuestras
iglesias a través de los medios ordinarios de su gracia: la oración, el
ministerio de la Palabra, el bautismo, la Cena del Señor y la comunión de los santos.
Anhelamos trabajar con todos los que, además de abrazar la confesión y la
visión establecida aquí, busquen el señorío de Cristo sobre toda su vida con
una esperanza inmutable en el poder del Espíritu Santo para transformar
individuos, comunidades y culturas. Adjuntamos nuestra Confesión de Fe y
nuestra Visión Teológica para el Ministerio – una visión arraigada en las
Escrituras y centrada en el evangelio.
Por: Nelson Vergara