Siempre he creído que cuando esto ocurre generalmente la razón es “una predicación mal preparada”, y como no tiene más que decir por su falta de preparación, el predicador lo que hace es quemar tiempo, como si el tiempo fuera el factor determinante para que una predica sea buena o mala.
Alguien dijo que si un predicador en 30 minutos no da el mensaje que va a dar es porque en realidad no tiene ninguno. La falencia en los predicadores de hoy es bastante notable, he visto casos donde el predicador llega tan mal preparado al pulpito que la predica que da es la misma que pasaron por televisión de otro predicador. Pero lo que más me aterra es el brinca brinca de texto en texto, el cual llega un momento que no se sabe cuál es la idea principal del sermón y se vuelve un collage de pensamientos.
Navegando en la página www.predicacionexpositiva.com me topé con un artículo interesante escrito por el hermano Patricio Ledesma, al cual le puso como título “Cinco razones por las que deberías predicar un solo texto”. El presenta cada punto de la siguiente manera:
1. Un solo texto no es menos que muchos textos. Los predicadores solemos cometer el error de pensar que incluir más textos en nuestra predicación resultará en una predicación mejor y más completa. Hacer referencias a otros pasajes durante un sermón tiene su valor, a veces es necesario y conveniente, y deberíamos hacerlo con sabiduría, pero no deberíamos pensar que el secreto de una buena predicación reside en acumular montones de versos bíblicos que respalden nuestros argumentos. Necesitamos cambiar esta mentalidad. Un solo texto no es menos que muchos. De hecho, en la predicación, muchas veces menos, es más, en parte por los motivos que se indican a continuación.
2. Un solo texto significa un solo contexto. Una de las principales claves para interpretar bien un texto es entender bien el contexto. El contexto no solo es vital para comprender el significado de la Palabra de Dios, sino que es un aliado indispensable para aplicarla legítimamente a la vida de las personas. Manejar un único texto permite adquirir un conocimiento más profundo y más sólido de un único contexto, lo cual repercutirá en interpretaciones y aplicaciones más precisas.
3. Un solo texto facilita la comprensión. Tu congregación te agradecerá que expongas una única porción de la Palabra. En general, bombardear a los oyentes con innumerables citas bíblicas tiende a desviar la atención en cuanto al texto principal que se pretende predicar.
La gente tiende a desconcentrarse, las ideas tienden a mezclarse, el caos empieza a asomarse, y como resultado el mensaje principal termina perdiéndose. El hecho es que una predicación de múltiples textos mal manejados puede ser una amenaza para la esencia de la predicación expositiva (sacar el mensaje principal de un pasaje y aplicarlo de forma relevante a la congregación).
4. Un solo texto hace que el predicador valore más la Palabra de Dios. Nuestra tendencia natural es querer enseñar hasta el más mínimo detalle todas las doctrinas de la Biblia en una sola predicación. Esto les sucede especialmente a los predicadores jóvenes y a aquellos que no exponen con regularidad. Queremos decir mucho en poco tiempo. No queremos olvidarnos de nada y pensamos que hemos fracasado si no decimos todo lo que hemos aprendido durante la semana en nuestra preparación del sermón.
Sentimos el deber de mostrar todo nuestro arsenal teológico. Pero esto puede ser contraproducente. Necesitamos relajarnos. El mundo no se acabará si te centras solamente en una pequeña parte de la Escritura o si explicas un determinado aspecto de una doctrina. La iglesia no se va a derrumbar si en un sermón no dices todo lo que se podría llegar a decir sobre la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre, o acerca de la regeneración, la justificación o la santificación.
Necesitamos quitarnos presión y empezar a valorar el contenido y la suficiencia de cada parte específica de la Biblia. Confía en lo que Dios puede hacer con una fracción de su Palabra, aun cuando sean textos desconocidos (quizás no tan atractivos como Romanos 8 o Isaías 53).
Predicar un solo texto es una disciplina que enseña al predicador a valorar cada fragmento de las Escrituras. Es una práctica que lleva al expositor y a la audiencia a atesorar más cada trozo de la revelación divina. Aglutinar miles de pasajes no es la clave para añadir relevancia a nuestra predicación. Cada parte de la Biblia por reducida o poco atractiva que pueda parecer a priori es de por sí relevante y provechosa ( 2 Ti. 3:16 ).
5. Un solo texto nos hace apreciar la rica variedad de la Biblia. Uno de los grandes beneficios de profundizar en un solo texto bíblico es que llegas a encontrar joyas únicas con matices que no se descubren en otras partes de las Escrituras. La Biblia es como una mina de innumerables piedras preciosas, y cada una merece dedicada atención. Predicar un solo texto te permite contemplar detenidamente la belleza única de cada diamante, el tono particular de cada esmeralda, en la mina infinita del evangelio.
Una predicación que salta alocadamente de un texto a otro dificultará que puedas encontrar y mostrar estos tesoros. No prives a tus oyentes de tal privilegio. No dejes a tu congregación en el triste terreno de la confusión y la superficialidad. Pastor, te animo a que adquieras como principio para tu ministerio de predicación centrarte en un solo texto cada domingo. Descubrirás que en la exposición de la Palabra, menos suele ser más.