A mis 46 años de edad ya estoy cansado de la
misma vaina, siempre lo mismo y nunca vemos a una Colombia diferente, y no me
considero pesimista más bien estadístico. Lo que viene es lo mismo o peor, como
cristianos sabemos que el mundo ira en deterioro.
La guerra no se terminará
en Colombia, sencillamente porque no se puede, primero porque este es un país que
ocupa el primer lugar en producción de cocaína y no creo que este negocio vaya
desaparecer por sembrar yuca o maíz, segundo, porque el negocio de las armas es
tan lucrativo que dejarlo sería el suicidio para quien lo posee y tercero,
porque los brotes de paz que se gestan en Colombia sacan de la ecuación a Dios y por la tangente,
para la muestra un botón, La Habana.
Colombia cumple su siclo de maldición,
por eso volvemos a caer en la patria boba, donde ya no están los centralistas y
los federalistas de 1810, ni los liberales y los godos del siglo XX, sino los Uribistas
y los Santistas, o mejor dicho los de la derecha y los de la izquierda, que
creen que la paz se logra con las propuestas que cada uno se inventa.
Si usted me preguntara ¿Cuándo tendremos
una Colombia mejor? La respuesta sin dudar que le daría seria “NUNCA” porque
eso es una falacia. Colombia tiene los negocios más oscuros de todas las
naciones, hoy más crecidos que nunca, porque los que piensan que los carteles
de la droga se acabaron cuando mataron a Pablo Escobar o a Rodríguez Gacha o metieron presos a los de Cali,
deje me contarle que la ONU en el año 2014 puso en claro que la producción colombiana
de cocaína había crecido del 2013 al 2014 en un 40%, al punto que en el 2013 se
estima que la mafia colombiana percibió 292 millones de Dólares y en el 2014 la
cifra ascendió a 408 millones de dólares, se puede imaginar ¿Cómo estará eso hoy?
Entonces mi pregunta es ¿Cuál es
la paz a la que le apostamos? Tenemos que estar claro que Colombia es un país maldito,
si maldito, perdóneme la palabra, pero es la realidad, y la paz de un país maldito
como este no va llegar por un plebiscito, ni porque se desmovilicen los
guerrilleros, ni porque los políticos corruptos dejen de hacer sus tretas para
ganar el poder. La paz de un tipo de país como este solo llega cuando creemos
en lo que dice el libro de 2 Crónicas 7:14 el cual reza:
“Si se humillare mi pueblo, sobre
el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.
Si usted está leyendo este artículo,
créalo, solo tendremos paz cuando el pueblo se humille ante Dios, y eso no es
ponerse de rodillas o hacer cultos religiosos, sino cuando el pueblo
deseche todo lo malo y comience a buscar al Señor, y sabe usted cuando va ser
eso, el día que Cristo regrese creo, porque por ahora no, pues no veo a la nación buscando
de Cristo sino todo lo contrario.
Así que, los que van a votar por el Sí o por el
No solo van hacer usados para que los políticos midan como están para las
presidenciales, y eso fue planeado, porque sin plebiscito o con plebiscito el
gobierno actual va hacer lo que va hacer, o usted cree que, si gana el No, el
gobierno se va a echar para atrás, no sea tonto. Ahora piense por un momento, cree usted que un acuerdo
de 297 páginas que no dice nada del otro mundo necesitaba 5 años para pensar
o discutir tanto y llegar a eso, le aseguro que mis estudiantes de
algebra lo hubieran hecho en un mes, y tal vez mejor.
La situación de Colombia es tan
intricada o torcida que desenredarla es bien complejo, sencillamente porque sus
dirigentes y la mayoría del pueblo no se centran en la solución real, y es encontrar a Dios, o dichos en
otras palabras humillarse ante Él, sino que seguimos en la rumba curumba y Dios que se quede tranquilo en su sillón en el cielo.
La realidad es que el 2 octubre
de este 2016 para mí no será sino un domingo más, que, si me pusieran a escoger
entre ir a votar o ir para la playa de Cartagena, prefiero el mar, porque como cristiano le
creo a Dios y no al hombre pues el mismo Dios nos enseña en Jeremías 17:5 que: “Así
dice el SEÑOR: Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su
fortaleza, y del SEÑOR se aparta su corazón”. y como dijo un cantante de mi tierra "Se las dejo ahí".
Que Dios te bendiga.
Por: Nelson Vergara