El evangelio de las dificultades


Los seres humanos desde que nacemos y tenemos comprensión de las cosas comenzamos a relacionarnos con el dinero. Todo niño cree que sus padres poseen todo el dinero del mundo para poder comprar lo que se le antoje. Pero a medida que crecemos nos damos cuenta que el dinero es producido por el sudor de nuestra frente, pues es un mandato bíblico desde la antigüedad (Génesis 3:19).

Nuestra comprensión sigue en aumento y despertamos a la realidad que el dinero solo lo tienen en grandes cantidades ciertas personas y que nuestros padres no son los dueños de todo el oro y la plata del mundo, y más que acaudalados son personas que viven de su trabajo y del sacrificio para poder lograr algunas metas y propósitos en la vida.

Mientras estudiaba ingeniería en la universidad conocí algunas personas que poseían mucho dinero, en especial una joven cuyos padres era empresarios. Cualquier día fuimos invitados almorzar en su lujosa residencia y pude ver de primera mano cómo vivían estas personas, lo cual me pareció muy agradable, o ¿a quien no le parecería agradable tener una gran corte de servidumbre, buena comida y muchos bienes? Creo que, a todos, y no desearlo pienso que merece una visita prolongada al psicólogo.

Pero la realidad es que el dinero mejora la vida de un ser humano, si este lo sabe producir, manejar, e invertir, también reconozco que esto no es menester de todos y que los ricos son pocos no porque sean malas personas o de una casta en especial, sino porque son personas que supieron de alguna manera como jugar su dinero y multiplicarlo, y repito, esto no es un don de todos.

Ahora en lo que respecta al cristianismo, me pregunte durante mucho tiempo si ¿Tiene algo que ver el plan de Dios con aumentar las finanzas de un creyente? Sinceramente y después de sopesar muchas cosas puedo expresar que directamente no tienen que ver en nada. El plan de Dios es de salvación eterna, no tiene mucho que ver con la vida terrena, menos en ser millonarios o cualquiera de estas falacias que hoy nos venden las iglesias modernas, más bien a lo que motiva el evangelio de Cristo es a vivir una vida sin excesos y con el dinero necesario para que el cristiano tenga en su mesa el pan de cada día.

Cristo no se equivocó al enseñar a orar a sus discípulos y por ende a nosotros el padre nuestro ( Mateo 6:9-13 ) , en especial donde pedimos a Dios el pan nuestro de cada día, si Cristo hubiera deseado que sus hijos o seguidores tuvieran dinero, el padre nuestro diría en esa porción algo como “Padre dame el millón nuestro de cada día” ¿Cree usted que Jesus no sopeso el tener hijos millonarios vs hijos que vivan del pan que Él día a día le da en esta tierra? ¿Cuál cree usted que el señor escogió? Más claro no canta un gallo.

Es obvio que Cristo está interesado en el alma del creyente y no en su cartera, el evangelio es para que las personas pongan su fe en Jesus y quiten la mirada de las cosas del mundo, pero se imagina usted si el mensaje de Dios de vez de apartarnos de las riquezas del mundo nos incitara a estar más pegados a ellas, nos pasaría como los predicadores de la prosperidad tan criticados hoy por su falso evangelio, que más que dar un verdadero testimonio de cristo lo que han hecho es confundir al mundo con su predicación y vida.

Aun no me convenzo de un hombre que predica a Cristo y se llenó de dinero con esto, ¿Cómo hace para servir a dos amos tan antagónicos? ( Mateo 6:24 ) No puedo creer que alguien este predicando a Cristo mientras su cuenta bancaria sube vertiginosamente por esto y después culpabiliza a Dios de su riqueza. De hecho, algo no suena bien aquí, considero que cualquier ser humano con cuatro dedos de frente sabe que algo está mal en esto, entonces ¿cómo puede haber personas así? La respuesta es sencilla, “o ellos están siendo engañados, o ellos saben claramente que son engañadores” no hay otra.

Para concluir puedo decir que el evangelio de las dificultades es el evangelio de Cristo, este trae más sin sabores a nuestra vida que momentos esplendidos, el evangelio bíblico que conozco es mas de padecer y esperar que de disfrutar, definitivamente no es fácil, Dios generalmente se mueve en lo pequeño, en lo difícil, en lo oculto y lentamente, Dios casi nunca está en lo rimbombante y lo sorprendente, por eso debemos tener cuidado con lo que hacemos, creemos y en donde estamos parados con el Señor. 

Por: Nelson Vergara